Todos los que conozcan algo sobre Terapia Ecuestre, saben los grandes beneficios que aporta esta intervención asistida con caballos a quien la realiza, y la mejoría sobre todo a nivel motor, en especial para niños/as con espasticidad o problemas en la coordinación. Pero, ¿influye en la calidad de vida de estos jinetes?
Entendemos, según la definición de la OMS (1994), “calidad de vida” como la percepción del individuo sobre su posición en la vida dentro del contexto cultural y el sistema de valores en el que vive y con respecto a sus metas, expectativas, normas y preocupaciones.
Según el modelo de Schalock y Verdugo, debemos tener en cuenta 8 dimensiones al hablar sobre este concepto:
DIMENSIONES |
INDICADORES |
Bienestar emocional |
Autoconcepto, satisfacción, ausencia del estrés… |
Bienestar físico |
Salud, actividades de la vida diaria (AVD), atención sanitaria |
Relaciones interpersonales |
Interacciones, relaciones, apoyos |
Inclusión social |
Integración y participación en la comunidad, roles comunitarios, apoyos sociales |
Desarrollo personal |
Educación, competencias personales, habilidades |
Bienestar material |
Estatus económico, empleo, vivienda |
Autodeterminación |
Autonomía, metas/valores personales, elecciones |
Derechos |
Derechos humanos, derechos legales |
Tabla 1. Dimensiones e indicadores de calidad de vida (Shalok y Verdugo, 2002)
Hay autores como Hsieh et al. (2016), que comprobaron la mejoría en la calidad de vida de niños con Parálisis Cerebral (PC) que participaron en su estudio, ya que no solo se valoró la parte motórica; si no que, también existieron mejoras en las funciones cognitivas de estos niños, por el tipo de actividades que realizaban durante las sesiones. Además, se produjo un refuerzo inmunológico y del sistema respiratorio (los participantes bajaron el porcentaje de recidivas por neumonía), por tanto, eran más participativos en su entorno (en clase, en casa, en el parque, etc.), mejorando en las dimensiones “bienestar emocional”, “relaciones interpersonales” e “inclusión social”.
Por otro lado, Park et al. (2014), también registró una evolución del lenguaje y comunicación en los niños con PC, consiguiendo que aumentaran las interacciones con los profesionales sanitarios, sus iguales y el entorno (mejoría en las tres dimensiones que se han mencionado anteriormente)
Kwon et al. (2015), para poder explicar la mejoría en el área motora de los niños con PC tras la intervención en Terapia Ecuestre, necesitó de otras variables, como la participación y la mejoría en la calidad de vida, debido a las escalas que utilizó para realizar la medición. Los resultados muestran que gracias al aumento del control postural en los niños que realizan la Terapia Asistida con Caballos, consiguieron ser más participativos en las tareas que se les proponía en sus Actividades de la Vida Diaria (AVD), además de mejorar con esto su calidad de vida. Por tanto, además de las tres dimensiones ya señaladas en los anteriores artículos, al hablar de las AVD, también se puede incluir mejoría en la dimensión del “bienestar físico”.
Según Benito Arias et al. (2008), la mejor forma para incluir estas dimensiones de la calidad de vida, es eliminando las barreras que crean los diagnósticos, y valorando a cada jinete que realice la terapia, determinando qué es lo que necesita cada uno, y creando un programa de intervención individual; basándose en los cuatro objetivos específicos:
- Rehabilitación física
- Rehabilitación psicológica
- Educación, modificación de la conducta y entrenamiento en habilidades cognitivas y sociales
- Ocio, deporte y calidad de vida
En conclusión, para poder mejorar la calidad de vida de los usuarios que realizan esta terapia, son los profesionales los que deben de poseer como herramienta fundamental la capacidad de adaptar el programa de intervención, modificándolo según las necesidades y habilidades del usuario.
Marta Hidalgo Cardosa, Fisioterapeuta Colegiada nº 8506, especialista en Hipoterapia y Atención Temprana y miembro de la Asociación Equitea